La Edad Axial.
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La Edad Axial (800 a. C.-600 d. C.) vio el surgimiento de la acuñación, que condujo a los mercados y la religión moderna.
La Edad Axial, acuñada como tal por el filósofo Karl Jaspers, fue de hecho un momento axial o fundamental en la historia.
Los grandes pensadores Pitágoras, Buda y Confucio vivieron todos en esta era; sin embargo, también estuvo lleno de violencia, con la guerra entre los estados de China y la caída del imperio romano.
El surgimiento de ejércitos organizados y el caos que inspiraron llevaron al desarrollo de la acuñación. Curiosamente, la acuñación no se desarrolló para facilitar el comercio, un error común. De hecho, los fenicios, que basaron su imperio en el comercio, fueron una de las últimas civilizaciones en adoptar la moneda.
Las primeras monedas aparecieron alrededor del año 600 a. C. en el reino de Lydia, en la actual Anatolia, creadas específicamente para pagar a los soldados mercenarios.
Los metales preciosos, como el oro y la plata, utilizados para acuñar las primeras monedas parecen haber sido saqueados de los palacios y templos enemigos, lugares típicamente donde se almacenan los tesoros estatales. Cuando los ejércitos regresaban a casa, con las armas llenas de botín, parecía lógico que los gobernantes pagaran a los soldados con el mismo botín.
Es más, pagar a los soldados en monedas de oro o plata tenía más sentido (y era más práctico) que pagarles en ganado o emitir pagarés poco fiables.
Si bien el desarrollo de la moneda condujo a la creación de mercados, también inspiró potencialmente el surgimiento de algunas de las principales religiones del mundo, ya que el budismo, el judaísmo y el cristianismo surgieron por esta misma época.
En la Era Axial, las interacciones comerciales gradualmente se volvieron materialistas. Mientras que antes los bienes se intercambiaban sobre la base de valores abstractos como la deuda y el crédito, el intercambio ahora se basaba en el intercambio físico de metales preciosos, en forma de moneda.
Muchas religiones que se afianzaron en esta época apoyaron creencias que eran en esencia una reacción a este desarrollo. Los creyentes imaginaron un mundo espiritual que trascendería las interacciones mundanas de los objetos materiales. El cristianismo, que divide al mundo en carnal y divino, ofrece un ejemplo de una religión que aborda los cambios en la sociedad.