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Aprovechar las oportunidades.

Para aprovechar la antifragilidad, no necesitas comprender las oportunidades que ves, solo cuándo aprovecharlas.

Cuando el autor trabajaba en mercados de divisas globales altamente volátiles, se sorprendió al descubrir que a menudo los operadores más exitosos también eran los que carecían de educación. No entendían la teoría económica complicada o las finanzas de los países cuyas monedas negociaban. Simplemente sabían cuándo comprar y cuándo vender.

En general, la sociedad otorga demasiado valor al conocimiento teórico o académico, y no lo suficiente al conocimiento práctico. Suponemos que lo primero conduce inevitablemente a lo segundo, aunque, de hecho, los dos están completamente separados. Saber por qué vuelan los aviones no te convierte en un piloto calificado.

Puedes aprovechar un sistema volátil y, por lo tanto, antifrágil sin comprender adecuadamente sus principios cuando tienes opciones: la oportunidad, pero no la obligación, de hacer algo. Por ejemplo, las opciones sobre acciones te dan la oportunidad de comprar una determinada acción en un momento determinado por un precio fijo X. Si el precio de la acción sube por encima del precio X, ejercerías tu opción porque efectivamente obtendrías un descuento, pero si el precio se mantiene por debajo de X, no lo harías. El mercado de valores subyacente es muy volátil, pero de esta manera no es necesario comprender los fenómenos complejos que impulsan sus fluctuaciones. Para obtener ganancias, solo necesitas saber si usar o no tu opción cuando llegue el momento.

Pero también existen opciones fuera del mercado de valores. Por ejemplo, un amigo te pide que “vengas a una fiesta, si tienes la oportunidad”. Esa es una opción. No hay necesidad de pronosticar tus planes o estado de ánimo para esa noche; solo tienes que decidir si ir o no cuando llegue el momento.