Los ambientes tranquilos.
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Los ambientes tranquilos dan como resultado sistemas frágiles: la antifragilidad proviene de la volatilidad.
La antifragilidad se encuentra típicamente en sistemas naturales o biológicos. La mayoría de los artículos hechos por el hombre no pueden ser antifrágiles, ya que no pueden mejorar por sí mismos en función de fallas o factores estresantes inesperados. En el mejor de los casos, solo pueden ser robustos. Una lavadora, por ejemplo, eventualmente se desgastará después de un uso constante; es posible que pueda soportar una buena cantidad de choques, pero no puede beneficiarse de ellos.
Sin embargo, hay algunos sistemas artificiales que también son antifrágiles. La economía es un buen ejemplo. Aunque es un sistema hecho por el hombre, es increíblemente antifrágil. Dichos sistemas son de naturaleza casi biológica, debido a su complejidad: consisten en una serie de capas y subunidades interdependientes.
Si bien la complejidad es crucial para todos los sistemas antifrágiles, artificiales o naturales, no es suficiente para mantenerlos. Lo que demandan estos sistemas antifrágiles es la volatilidad. Como hemos visto, los sistemas antifrágiles dependen de la fragilidad de sus subunidades, algunas de las cuales deben morir para fortalecer el sistema en su conjunto. Los choques y los factores estresantes determinan qué subunidades deben sobrevivir y cuáles no. En un mundo tranquilo, sin choques y factores estresantes, no habría presión sobre las partes constituyentes de un sistema. Por lo tanto, eventualmente perdería su antifragilidad.
Una vez más, la economía nos brinda un buen ejemplo de cómo la tranquilidad puede ser desastrosa. Muchos gobiernos han intentado domar la economía, utilizando regulaciones y subsidios para suavizar el ciclo económico. Esto se hizo con la creencia de que la economía podría gestionarse y hacerse más predecible y tranquila. Pero al eliminar la volatilidad del sistema, eliminaron los estresores vitales y los choques. Sin la información que proporcionan, los recursos quedaron mal asignados y la economía se volvió susceptible a choques enormes y dañinos. La tranquilidad conduce a la fragilidad.
Me parece brutal tu blog, muchísimas gracias por tus aportaciones.